Soledad



¡Oh Mi Dios!
¡Oh Jesucristo!
¡Cuanta soledad!
¡Cuanta hiriente, desoladora e inalterable
soledad la que habita en mi interior!

Puede que algunos la encuentren bella,
otros reconfortante y apacible,
y quizás exista quien considere que es el mejor huésped
que puede coexistir junto con sus jóvenes y felices almas…

Pero para mí…
aquella cruel amiga…
aquella irreverente amante…
y aquella atormentadora e inhumana compañera…
la cual yo conozco como soledad,
solo me otorga el áspero sabor de la oscuridad
arrojando todo lo bueno
todo lo blanco y todo lo puro
que en su tiempo pudo haber habitado dentro de mi….

¡Ho Mi Dios!
¡Cuanta soledad!
Cuan amarga e insostenible soledad la que apaga lenta y dolorosamente,
la débil llama de mi afligible espíritu…

Oceano


Mi amor se ha ido…
no volveré a ver más su abrigo colgada detrás de mi puerta.
Se marcho al amanecer
y cada ves que duermo y despierto siento de nuevo como se aleja de mí
No volverá nunca más.
Mientras, no me consentiré ver el océano
porque no existe embarcación que pueda
permitirle volver a casa,
permitirle envejecer conmigo.

Mi amor se ha ido…
se que aquel beso fue el ultimo.
Que no podrá leer esta prosa,
ahora escribo yo solo.
Que la melodía de su voz es pasado,
y yo me empeño en que me acompañe mientas camino.
Ahora me siento culpable y desolado
porque mientras miraba el océano en sueños
ella se fue…

Mi amor se ha ido…
Los cristales de mi corazón se hicieron añicos…

Mi amor se marcho…
Ya no podré respirar ni sentir nunca mas…