Volar

esde hace tiempo llevo pensando que Dios esta en nosotros mismos, que no se trata de la típica figura antropomórfica de alguien longevo de barbas blancas y largas. Creo fielmente que lo que Dios representa para nosotros, desde que hacemos uso de razón, es lo que queremos alcanzar como humanidad.

De ahí es donde pienso que Dios somos nosotros: la humanidad. Porque hacemos lo mágico, lo imposible, lo que es solo digno de dioses, realidad.

Si los Mesías de cada religión podían curar todas las enfermedades, la humanidad lo intenta cada día. Si bien tiene tropiezos y fracasos, también tiene muchos éxitos y probablemente algún día curaremos todas las enfermedades. Por contraparte uno de los poderes de los dioses también era el de destruirnos ¿acaso no esta en nuestras manos también? Con pulsar un simple botón sentiríamos, de nuestra mano, la ira de Ishtar/Inanna, Montu, Ares, Marte… Los misiles serían las lanzas y las espadas de dichos dioses de guerra y nos sentenciaríamos al olvido.

¿Cuantas veces la humanidad soñó con volar, navegar los mares, ver lo que hay más allá de las nubes, ver la curva de la tierra, ver el brillo de la estrellas de cerca... ? Esos y muchos más eran los dones de los dioses, los humanos solo soñábamos. La vehemencia por el conocer, la curiosidad de saber y experimentar, no ha llevado a hacer muchas de las cosas que se creían solo dignas de un Dios.

Nuestros contradictorios sentimientos nos llevan a ser generosos o malvados, entre ángeles y demonios. Pero así es como somos; una especie relativamente joven, relativamente inexperta, con mucho por descubrir, aprender y experimentar. Una especie que crea y destruye: la imagen y semejanza de un Dios.

Para terminar, os invito a ver un vídeo donde vemos como algo tan cotidiano, hoy en día, como volar, hace siglos era la rutina de los dioses. Es una secuencia de la película Les Chevaliers du Ciel y muestra varios vuelos realizados por cazas del ejercito francés.

Obviando por un momento el carácter bélico de tales naves, contemplad la majestuosidad de las tomas y como esos gigantes de acero surcan los cielos como hace no mucho imaginábamos que lo hacían los ángeles. Otro punto a destacar de dicha película –que si pensáis ver, reservad 20 minutos- es la banda sonora, sublimes piezas de música chill-out que no dudaré en agenciarme.

Espero sinceramente que os guste y espero que siempre voléis tan alto como intentó hacerlo Icaro, no os preocupéis por que vuestras alas se deshagan, con la suficiente voluntad serán indestructibles.





Como dato adicional este vídeo me recuerda mucho a uno del dúo escocés de música electrónica Boards of Canada en el que se muestra el salto en paracaídas de 31.300 metros que hizo el Capitán Joseph Kittinger desde el Excelsior III en 1960. Una lástima que por aquella época no existieran las cámaras de alta definición para ver mejor la panorámica que Joseph pudo contemplar. Sin duda una experiencia inigualable e envidiable, al menos por mi parte, que te hace ver lo ínfimo que eres con respecto a todo.

Os dejo ese vídeo también. Disfrutad de las primeras imágenes (que es donde se muestra el salto) y de la también sublime canción Dayvan Cowboy.




Osides